El embalse de Ribeiradio está situado en el medio Vouga a aproximadamente 85 km del manantial, a cerca de 3 km de Sever do Vouga, entre las localidades de Ribeiradio y Couto de Esteves. La presa tiene 76 metros de alto y crea un embalse con 136 hectómetros cúbicos a la cuota de 110 metros de altura. Se extiende por cerca de 14 km del río Vouga, entre el puente de Cunhedo y el embalse de Ribeiradio, pasando por valles muy encajados que proporcionan un encuadre paisajístico de gan belleza. El río Vouga nace en la sierra de Lapa, a cerca de 955 metros de altitud y desemboca en la ria de Aveiro, después de un recorrido de aproximadamente 130 km. El espejo de agua es ideal para los deportes náuticos, como el kayak o el stand up paddle, siendo hoy un nuevo elemento de atracción turística de la región. En la aldea de Amiais, aldea de la red de Aldeias de Portugal®, la antigua era comunitaria ha sido recuperada, un recuerdo de antaño, cuando la subsistencia de las poblaciones dependía del maíz.
En las márgenes del embalse de Ribeiradio se pueden observar muchas especies de la flora con gran interés, como el acicate de olor português, la primavera, el sello de Salomón o la lengua cervina. La garza real, el martín pescador y la nutria son especies que fácilmente se adaptan a los cambios en el hábitat y siguen prosperando en las aguas del embalse. Con el espejo de agua llegaron nuevas especies adaptadas a este hábitat, algunas invasoras – como la carpa o la perca atruchada, otras autóctonas – como el ánade real, el cormorán grande y algunas especies de gaviotas más comunes.
Cuando se hicieron los trabajos de acompañamiento del emprendimiento hidroeléctrico de Ribeiradio se han descubierto varios artefactos arqueológicos, destacándose los vestigios de ocupación humana en el Paleolítico. Estas comunidades se fijaban en la desembocadura de los ríos a lo largo del Vouga, como comprueban los hallados en la desembocadura del Teixeira, del Gaia, y del riachuelo de Pontinha. Hasta ahora este tipo de ocupación era desconocido en este territorio, siendo un caso excepcional en el Paleolítico Superior ibérico, y único en el noroeste de Portugal. Uno de los mejores yacimientos se localiza en la desembocadura del Teixeira (em Rodô), y presenta vestigios de estructuras de combustión, fondos de cabaña y artefactos de piedra característicos del Paleolítico Superior. La excelencia de estos hallazgos se comprueba por la presencia de todas las fases de talla de la industria lítica: núcleos, lascas, restos de talla, huesos, lamelas y rascadores, algunos de ellos en exposición en el Museo Municipal de Sever o Vouga. Estos hallazgos se atribuyen al período magdaleniense, entre los 17.000 y los 10.000 a. C., y son testigo de la ancestralidad de la ocupación humana en estos lugares.