Los grabados de Trebilhadouro se integran en el denominado arte rupestre Atlántico, característico de la región nordeste de la Península Ibérica. Han sido insculturados entre el neocalcolítico y la Edad del bronce, lo que comprende el período entre el 4º y el 1º milenio a. C. Los grabados de Trebilhadouro están hechos en un afloramiento rocoso junto al suelo, al lado de un pequeño afluente de la rivera de Fuste, a cerca de 1 km de la aldea de Trebilhadouro. Los motivos grabados incluyen espirales (con más de 60 cm de diámetro), huecos (muy numerosos y en toda la superfície), líneas (por lo menos cuatro) y armas (probablemente un hacha de piedra). Comparando con los conjuntos de grabados más cercanos la composición es aquí más compleja que en Outeiro dos Riscos, pero semejante a la encontrada en Forno dos Mouros. Como en los demás casos, su significado permanece poco claro, pudiendo los grabados estar relacionados con el territorio o tener un propósito místico.
El verde abunda en las laderas de la sierra de Trebilhadouro. Pinos y eucaliptos dominan la vegetación en el entorno y junto a las riveras las terrazas dividen pequeños terrenos agrícolas. En el pinar el constante martillear del pico picapinos se puede escuchar a menudo y la carroncha crece cerca de los cursos de agua, donde también se puede encontrar la mariposa manto de púrpura. El gavilán se esquiva ágilmente entre los troncos altos y en los descampados los bandos de perdices encuentran su hábitat de elección. A lo lejos, en la cumbre de la sierra, con Freita a la vista, los afloramientos graníticos abundan y en estos imponentes monolitos crecen el purga de pobres y el encinilla portuguesa, tiñendo de tonos de rosa el austero granito.
La aldea de Trebilhadouro, clasificada como Aldeia de Portugal®, esta edificada en granito, manteniendo la traza de la casa rural portuguesa. Recientemente recuperada para turismo rural, la aldea esta perfectamente integrada en el paisaje forestal y agrícola característico de la sierra de Trebilhadouro.