La mina de Poça da Cadela, la más importante del antiguo complexo minero de Regoufe, se ha empezado a explotar en 09.01.1915, hasta la década de los 70. En 1941 se constituye la Compañía Portuguesa de Minas, que compra la licencia y que en realidad pertenecía a los ingleses. Durante la II Guerra Mundial, ingleses y alemanes (estos en Río de Frades) explotaban wolframio unos al lado de otros para luego utilizarlo en la construcción de armas y municiones. Han llegado a trabajar aquí cerca de 1000 personas, y algunos han ganado fortunas de un día para otro, contándose historias de mineros furtivos que fumaban billetes de cien y de quinientos. Entre 1935 y 1951 se han extraído 639 000 toneladas de mena de wolframio y estaño de las minas en la región de Regoufe, y hoy en día todavía son visibles las cicatrices de la explotación minera en las laderas de la sierra.
En la rivera de Regoufe se pueden observar innumerables marmitas de gigante que han resultado de la constante acción giratoria de piedras en las depresiones de las rocas. La más conocida es popularmente denominada “caldera” y constituye una singular piscina natural. En sus aguas podemos observar fácilmente el mirlo acuático, pequeña ave indicadora de ríos no contaminados. Cerca del río, el lagarto verdinegro se puede observar en días calurosos, con sus colores exuberantes. En los afloramientos rocosos el roquero solitario marca su territorio y la mariposa saltacercas encuentra su posadero predilecto. Junto al sendero que va a Drave, el helecho labiado peludo se desarrolla en grandes losas de pizarra giradas al sur. Pero lo que aquí resalta son las innumerables galerías mineras que se multiplican en las laderas de la sierra, y que hoy constituyen el hábitat de algunas especies de murciélagos cavernícolas como el murciélago grande de herradura y el murciélago de cueva.
El origen de los poblados en esta región es anterior a la fundación de la nacionalidad, y asimismo anterior al dominio romano, puesto que en 1946 se ha encontrado en Regoufe una pulsera de oro de gran belleza, testigo de estos tiempos. Regoufe es hoy una pequeña aldea serrana, armoniosamente enmarcada en el valle de la rivera de Regoufe con sus verdes regadíos. Sin embargo ha llegado a tener una población de más de 500 habitantes en la edad dorada de la explotación minera; la industrialización ha traído hasta aquí la luz eléctrica, teléfono, carreteras y puesto de socorro, pero también la enfermedad y contaminación de las tierras y de las aguas.