Localizada en la ladera de la sierra de São Lourenço, y girada hacia el Paiva, la Pedra dos Pratos es una roca con un conjunto de 18 espirales y varios reticulados. Estas inscripciones forman parte del arte atlántico galaico-portugués, perteneciendo al período entre el calcolítico y la Edad del Bronce, o sea, entre os años 4000 y 3000 a. C. Las espirales han sido usadas por muchas culturas en diversas inscripciones, en diferentes épocas históricas, estando, casi siempre, asociadas a un fuerte misticismo, desde la conexión con la naturaleza y sus fenómenos, como el sol o el movimiento de las estrellas, o incluso a la representación de la reencarnación. Luego este sería, posiblemente, un espacio con gran significado mágico-religioso.
A partir de este lugar, es posible contemplar la sierra de São Lourenço, que se destaca en el paisaje como un área aislada del macizo de Montemuro. A nivel geológico, esta pequeña sierra presenta una diversidad notable, desde la impresionante cresta cuarcítica de São Lourenço, hasta los conglomerados de la época del Carbonífero, período donde se han formado los grandes yacimientos de carbón, hace cerca de 300 millones de años. Tanto por su composición geológica, como por su posición geográfica – haciendo frontera entre las cuencas hidrográficas del Duero y del Vouga – la sierra de São Lourenço presenta una importante biodiversidad, en la cual se destaca el narciso de Asturias, importante endemismo de influencia atlántica que surge en su cresta cuarcítica y, puntualmente, en las sierras del norte de la Península Ibérica. Aquí convive con otras especies de origen más mediterránico, como el madroño o la encina. Con relación a la diversidad de fauna, también podemos observar varias especies como el lagarto ocelado, la salamandra común o el sapo común.