Los molinos de Rão se localizan en la confluencia del río Caima con un pequeño afluente que corre entre las aldeas de Gatão y Vilar, y que tiene origen en la sierra de Arestal. El río aquí sigue por un valle encajado de márgenes bastante escarpadas, alternando entre rápidos vertiginosos y pozos de aguas límpidas. La vegetación crece exuberante en sus márgenes, con un bosque en galería bien desarrollado y un bosque mixto con árboles perennifolios y caducifolios. Entre estos se destaca el acebo, que aquí es muy frecuente, llegando a ser el árbol dominante del sub bosque. Para acceder a este pequeño paraíso hay que seguir el sendero hasta el Caima, que después acompaña el río por una vereda con cientos de acebos a nuestro alcance.
En las márgenes del río Caima, aprovechando la confluencia de varios afluentes se extiende, por varios kilómetros, un bosque mixto con especies arbóreas caducifolias y perennifolias. Aquí predominan el roble común, el castaño, el cerezo, el laurel, el acebo, el avellano, el alcornoque, el árbol de Santa María y el madroño. La flora que aquí podemos observar cuenta con el androsemo, el azul-nítido, la palominera, el sello de Salomón y la primavera. La avifauna es abundante y el colorido camachuelo se puede escuchar y, a veces, ver entre el follaje. Más cerca del río la salamandra rabilarga prospera y el martín pescador se alimenta de pequeños peces. Esta es una tierra de setas, con la sabrosa chantarela surcando la tierra negra de los bosques húmedos.
Los molinos del río Caima fusionan técnicas de construcción tradicional e ingeniosas obras de hidráulica, cuya actividad siempre ha tenido gran importancia en la economía y en la vida de las poblaciones de la región. El molino de Rão (ahora recuperado) es un bello ejemplo de estos saberes ancestrales, pudiendo además abrigar especies raras de murciélagos.