La cascada de Porqueiras es una caída de agua con cerca de 15 metros, encuadrada en el valle encajado de la rivera de Agualva, alfuente del río Teixeira, en uno de los lugares más lejanos y bellos de la sierra de Freita. La cascada ha ganado su nombre de la aldea homónima, que hasta hace poco tiempo estaba habitada. Las riveras de Agualva y de Macieiras marcan este paisaje abrupto, con desniveles de más de 600 metros entre la cumbre de la Freita y la localidad de Berlengas, antiguo poblado localizado en la confluencia de estos cursos de agua. La pizarra blanda ha permitido el encaje pronunciado de estas riveras, que aprovechan las fallas como líneas de debilidad donde la erosión ha esculpido valles de laderas abruptas y vertiginosas.
Estos valles encajados y escarpas son el hábitat perfecto para la rapaz europea más grande, el majestuoso búho real. Los robledales son refugio del lobo-ibérico y el mirlo acuático aprovecha las numerosas caídas de agua para anidar. En las laderas giradas al sur sorprende ver alcornoques bien constituidos, pero es en el fondo del valle donde se esconden los tesoros más grandes, preciosas reliquias de la laurisilva como es el caso de la píjara y el acebo, especies protegidas que aquí se pueden contemplar.
La aldea de Lomba es una de las más bellas aldeas de Portugal, posada en un promontorio, y terminando en una pequeña península donde se amontonan una iglesia, un cementerio, varias casas y más de 15 canastros. Esta particular configuración, que ha resultado de tres fallas encuadra la aldea en los tres lados de la península. Los caminos que salen de aquí van hacia las aldeas abandonadas de Porqueiras, a 1 km, y de Berlengas, a 2 km.
