Las mariolas o brujas son estructuras de piedra que sirven para señalizar los caminos y orientar a los pastores. En la meseta de Arada, siguen siendo hoy en día referencia para caminantes y pastores, habiendo sido recuperadas tres de estas, cerca de la aldea de Arada. Del otro lado de la sierra, cerca de Fragoselas, existe una otra mariola al lado del camino que une esta aldea a Covas do Monte. Estas estructuras en piedra pueden llegar a tener más de 5 metros de alto y están apiladas con gran maestría y ingenio. Junto a ellas existen además sillas y refugios hechos de piedra para proteger a los pastores en los días de tormenta y a los caminantes que se aventuran por estas sierras.
La meseta de Arada es rocosa y árida, con la carqueja y el brezo dominando el matorral rastrero y la encinilla portuguesa ocupando los largos afloramientos rocosos. Este es el hábitat ideal para la víbora hocicuda y para el roquero rojo, especies difíciles de observar. En las riveras que bajan al Vouga, el almez aparece en los bosques en galería de montaña, mientras que el mirlo acuático se alimenta en las zonas de mayor turbulencia del río. Junto a Arada se puede observar el geositio de la cuenca tectónica de Carvalhais, amplia depresión que baja a la cuota de los 400-450 metros, partiendo desde el altiplano de Arada a 950-1000 metros.
La aldea típica de Fujaco está encastrada en la ladera de Arada, en el fondo de un valle muy rocoso. Todas las casas son de pizarra y los tejados de losa, lo que hace con que la aldea esté en armonía con la naturaleza que la rodea. Los habitantes se decidan principalmente a la agricultura (maíz, patata, judias y viñedo) a la ganadería (ovejas y cabras) y también a la apicultura.