Las minas de Rio de Frades, importante geositio de gran valor minero del Arouca Geopark, han empezado su funcionamiento en 1914 y pertenecían a la Compañía Minera del Norte de Portugal, propiedad de los alemanes. La mena que aquí se explota es el wolframio u “oro negro”, utilizado en la fabricación de armas durante las dos primeras guerras mundiales. Valía 150 escudos el kilo en el mercado, pero ha llegado a venderse a 1000 escudos el kilo de contrabando (una pequeña fortuna en el auge de la guerra). Han llegado a trabajar aquí 3000 personas y se han abierto, en los alrededores de Río de Frades, más de 6 km de galerías subterráneas para la explotación de los filones. Más numerosos han sido aquellos que por su propia cuenta han explotado la valiosa mena – los “pilhas” (mineros furtivos) – y que con ello han ganado mucho dinero de un día para otro, aunque arriesgando su vida.
Rio de Frades es un lugar de excepcional biodiversidad, con valles profundos abiertos en la roca de pizarra creando refugio preferencial para especies como el lobo ibérico. Las galerías subterráneas abandonadas son hoy importantes refugios para las colonias de murciélagos cavernícolas que habitan el macizo de Gralheira. Los afloramientos rocosos son el hábitat preferencial de lo acicate de olor português (planta endémica de estas sierras) y de los helechos labiados (peludo e el ibérico), que despuntan de las grietas en las rocas. En el río de Frades, afluente del Paivô, encontramos especies únicas como el desmán ibérico y el tritón ibérico, indicadores de ríos de montaña con aguas límpidas.
El Caminho do Carteiro es mucho más que un sendero turístico trazado en la cumbre de la sierra ya que proporciona una vista privilegiada de las numerosas ruinas de las Minas de Rio de Frades que terminan en la travesía de la galería de Vale da Cerdeira. Las ruinas que recorre permiten entender la época de la “fiebre del oro negro”, así como los procesos de extracción de este tipo de mena. Del otro lado de la galería una magnífica cascada recompensa a los más audaces, en un rincón paradisiaco donde la interacción de la piedra y del agua da origen a esculturas de rara belleza.