La Ermita de São Pedro, erguida aquí en el lugar de São Pedro do Campo, es un homenaje al apóstol de Cristo, y primer papa de la iglesia católica. De datación indefinida se sabe que, al menos en el inicio del siglo XVII ya existía por aquí un edificio. La construcción de la ermita en esta meseta se debe probablemente a la búsqueda, por parte de la población, de la protección divina de San Pedro, ya que las rigurosas condiciones de esta meseta serrana ponían en riesgo las culturas cerealíferas que aquí existían. Conocida desde hace mucho tiempo es también la romería que aún hoy se realiza en São Pedro do Campo, todos los años, el día 29 de Junio siendo, probablemente, la fiesta más importante de la sierra de Montemuro. Esta romería ha sido, a lo largo de los años, un importante lugar de intercambios comerciales entre los habitantes de la sierra.
La sierra de Montemuro presenta un importante patrimonio natural y paisajístico. Aquí, en São Pedro do Campo, el patrimonio geomorfológico es grande, siendo dominado por diversas formas graníticas. Se destaca la Piedra Boroa de Montemuro, que, presentando una forma curiosa, es el resultado de la erosión diferencial del granito que pone su estructura base en evidencia, y origina fisuras poligonales que recuerdan una boroa. Otros elementos a destacar son pequeños taffonis, piletas, losas, grietas y surcos lineares, muchos de ellos con gran conexión a la cultura popular, como la piedra Posta – importante punto de referencia para las poblaciones locales – o la casa de Moura, donde se dice que vivía una mora con sus hijos. Testigo de millones de años de evolución, centenas de geoformas componen el paisaje. Con relación a la biodiversidad, en este paisaje agreste se pueden observar importantes especies como la víbora hocicuda, el sapo partero, el acebo o el rocío de sol, presente en pequeñas turberas esparcidas por la meseta.
