Localizado en las laderas de la sierra de Montemuro, en el valle de rivera de Carvalhosa, el bosque de Bugalhão se presenta como un impresionante bosque de frondosas. Dominado, esencialmente, por castaños y robles comunes, muchos de ellos centenarios, este alcanza un área de cerca de 200 hectáreas y es, probablemente, uno de los más grandes bosques de estas características en Portugal. Dice la leyenda que su curioso nombre viene de una aldea que existía junto a la rivera de Carvalhosa, a la cual las poblaciones llamaban “villa de bugallion”, abandonada entre el siglo XII y el siglo XV debido a los malos aires del lugar. D. Dinis, en una de sus expediciones, ha pasado por allí, llamándole de “pueblo desmantelado”.
Los bosques maduros de frondosas de Bugalhão se benefician de una gran diversidad de fauna y flora. Por aquí podemos encontrar las bellas clavellinas deshilachadas, planta rara en Portugal que aquí brota puntualmente en las zonas más húmedas de estos bosques. El camachuelo, ave de colores vivos que también se puede ver y oír por las entrañas del bosque, encuentra aquí su hábitat ideal. Además del bosque de Bugalhão, el valle de la rivera de Carvalhosa, presenta un patrimonio natural notable. Esta rivera, que nace junto a la aldea de Carvalhosa, recorriendo las laderas de Montemuro, se junta con el río Vidoeiro y desagua, posteriormente, en el Paiva. A lo largo de su recorrido la rivera forma algunos lugares paradisiacos, como cascadas, pozos o cañones entre las rocas. Siguiendo por el valle de Carvalhosa, podemos disfrutar de otras preciosidades, como las infinitas terrazas que se extienden por las laderas, resultando una relación secular de las poblaciones con el paisaje, o los prados de “riego de lima”, que abundan por aquí. Esta es una técnica ancestral que tiene como objetivo mantener los prados constantemente inundados, con el objetivo de aguantar el frio de los duros inviernos. Este tipo de manejo tradicional de la tierra produce una diversidad florística considerable, permitiendo que plantas como el satirión real manchado o la serapias en corazón hagan parte del extenso elenco florístico presente en estos prados serranos.
