Cuenta la leyenda que, en tiempos de conflictos entre cristianos y musulmanes, una mora se ha dirigido a la aldea de Mazes. Allí un grupo de chicos le ha impedido el paso y acabó por matarle, naciendo así el nombre de la aldea de Moura Morta. Rodeada por verdes prados esta aldea, dominada por el granito, es de gran belleza, pues en ella se pueden contemplar varias estructuras de la arquitectura tradicional que son testigo de siglos de la presencia humana en estos paisajes. Como ejemplo de este valioso patrimonio, podemos observar los molinos a lo largo del río Vidoeiro, las acequias, los canastros del establo o el viejo puente, de la época de los romanos. Recorriendo el PR4 – Trilho dos Lameiros, se puede observar todo este patrimonio.
Resultado de muchos siglos de convivencia entre el hombre y la naturaleza, los prados de Moura Morta son importantes ecosistemas con una enorme biodiversidad, que resultan del uso de técnicas ancestrales de manejo de la tierra como el “riego de lima”, que permite que los prados estén anegados todo el año, evitando los efectos nefastos de las heladas del riguroso invierno que aquí se hace sentir. Este mosaico, que se extiende por las márgenes del río Vidoeiro, contiene una elevada diversidad florística, como las orquídeas satirión real manchado e serapias en corazón, a árnica – conocida por sus propiedades medicinales – la escabiosa de bosque o la vara de San José, plantas de montaña que por aquí se pueden observar.
Lugar de culto milenario, el santuario de Senhora da Ouvida es, actualmente, un importante sitio de romería y fe cristiana. En esta meseta existen varias mamoas, monumentos fúnebres que se remontan al final de la Edad del Bronce, período entre el siglo XIV y IX a. C., que comprueban la importancia de este lugar en la espiritualidad de las poblaciones a lo largo de los tiempos. Se dice además, que en esta meseta tendrá lugar el día del Juicio Final.